martes, 15 de enero de 2008

ESTAMPAS FAMILIARES


La hora de la siesta




Sara y yo Que viva la abuela croquetera La tieta del borinot



El yayo (algo s'ha adonat que anem iguals?)











San choco martir y yo en Rabat



viernes, 11 de enero de 2008

FELIZ AÑO 2008

Bueno, parece que vuelvo a aparecer por aquí, después de mucho tiempo. Me ha prometido papá que a partir de ahora vendré más a menudo, aunque no sé yo si creérmelo. La última vez contaba que ya tenía un año, empezaba el Ramadán y yo daba mis segundos pasos (los primeros los empecé a dar un mes antes). Desde entonces ha llovido poco (parece que hay sequía) pero he cagado mucho, que es una manera más fiable de medir el tiempo: corro que me las pelo, subo y bajo escaleras, me han salido un porrón de dientes y como hasta chorizo. Enfín, que evoluciono más rápido que la electrónica y cambio de ropa más rápido que papá de babuchas (y por eso papá está contento, porque mamá ya tiene otro chivo expiatorio al que criticar).

Como acontecimientos más destacables, mencionar los dos meses que me he pasado entre casa de los abuelos de Granada y casa de los abuelos de Barcelona, y que en medio volvimos a las Navidades, por lo que deduzco que el tiempo es como salir a pasear: durante el trayecto pasan cosas muy interesantes, pero al final siempre regresamos al punto de partida, sólo que un poco más cansados que cuando salimos. De todos modos no me puedo quejar porque de nuevo nos hemos teletransportado varias veces, he conocido un sitio nuevo que se llama Valencia, y he vuelto con los zurrones llenos de regalos, y muchos son de los que hacen ruido, que son los que molan: el teléfono musical, el perrito musical y la pandereta, que es la que más mola porque es la que más taladra a papá y a mamá (supongo que por eso me la han escondido, pero ya la encontraré). Además me regalaron un puf erizo muy blandito y una mopa (la yaya Griselda decía que era un caballito, pero a mí no me engañan, eso es una mopa), que se quedó en la casa de Barcelona porque según papá ya llevabamos demasiados bichos en el coche. No sé a qué bichos se refería, porque aparte de papá y mamá, sólo íbamos la kelly y yo. De modo que al final nos teletransportamos sin la mopa. La kelly decía que ella se ofrecía voluntaria para quedarse, y así me podía traer la mopa, pero yo sé que lo decía porque la curva espacio-temporal le sienta como un tiro (siempre acaba vomitando y luego todo el coche huele peor que mi pañal después de comer papilla de cocido) y porque en la casa de Granada se lo pasa mucho mejor. El caso es que no coló, y papá obligó a la kelly a teletransportarse en lugar de la mopa, y yo que me alegro, porque aun siendo novedad, la mopa no es tan divertida como la kelly.

Al final la Navidad se acabó en tierra del Islam. Parece ser que los Reyes magos, en su viaje a occidente para repartir los regalos, pasan por el estrecho con el rápido de Tarifa Tánger, y al pasar por Rabat dejan algún que otro regalito (aunque a mí me pareció más rumboso papá noel, que además se acordó de mí dos veces, en la casa de Barcelona, y en la de Granada), de modo que el día de reyes hubo festival de nuevo, aunque, para que negarlo, al final el único rey de la casa, como siempre, fui yo.

Y por hoy se acabó, otro día sigo contando lo que se me ocurra (dice papá que tengo mucha imaginación, sobre todo para urdir maldades, de modo que algo se me ocurrirá seguro.









viernes, 14 de septiembre de 2007

YA TENGO UN AÑO!!!


Desde el pasado día 6 (una semana ya) tengo un año. Este evento (al que personalmente todavía no le sé encontrar mayor importancia, pero debe tenerla, vistos los babosos aspavientos de papá, mamá, y demás tropa), coincide en el tiempo con dos hechos a mi juicio igualmente intrascendentes: el comienzo del curso (escolar, político, laboral) tras las vacaciones de verano, y el comienzo en el mundo musulmán (en el que vivo, olé mis huevos) del periodo de Ramadántanplán. Pero deben tenerlo: papá más pegado que nunca a sus periódicos, mamá poniendo el grito en el cielo por la carestía en los supermercados y el aumento de los precios de la manduca (y ya tiembla pensando en cuando tenga que comprar cuadernos, lápices, el chandal y el libro de educación para la ciudadanía). En la tele abundan los anuncios de cursos y colecciones a cada cual más original (colección de muñecos de los cuentos infantiles, curso de búlgaro bajo el agua,...), que según papá, se los inventa el gobierno para tener distraída a la gente y que no se desesperen pensando en la subida de las hipotecas (palabra que todavía no sé que significa, pero que es una de las más feas que he oído en mi corta vida).

Yo, por si acaso, y siguiendo el sabio consejo popular (esto me lo ha chivado mamá) de “allá donde estuvieres, haz lo que vieres”, he decidido introducir alguna novedad en mi vida, porque el inicio de curso pide cambios, y porque el periodo llama a la introspección espiritual y a putear a los que te rodean. Así que desde hace unos pocos días, ya no me levanto a las 8h de la mañana como era mi costumbre (aplaudida hasta la saciedad por mamá y papá) sin a partir de las 4h30, coincidiendo con la llamada a la primera oración que los varios muecines de los varios minaretes de las varias mezquitas que rodean el barrio lanzan a todo trapo para recordar a los fieles (el 110% de la población del país según cifras oficiales) que a partir de ese momento se acabó el buen mamar, el mejor yantar, y el mucho folgar al que nos libramos los humanos y humanas como cochinos/as que somos (eso me lo ha chivado papá, que según mamá es un mal hablado).
Curiosamente, ni a mamá ni a papá les ha hecho mucha gracia eso de tenerse que levantar a esas horas, ni que yo, con mis berridos, trate de imitar a los simpáticos muecines. La que si parece alegrarse es la kelly, que ve como empieza el cachondeo en casa mucho más pronto. Algún día hasta se ha añadido a mis berridos con sus alegres ladridos (la pobre no entiende que la llamada a la oración tiene menos que ver con la juerga nocturna y discotequera y más en cambio con el recogimiento y la melancolía, pero es que aún es pequeña, no cumple el año hasta el domingo).
A todo esto, el hecho verdaderamente trascendental de los últimos tiempos parece haber pasado casi inadvertido, hasta el punto de que a pesar de mi insistencia (mediante cocorotazos sobre todo) a papá se le ha olvidado reseñarlo en el blog: ¡¡¡YA ANDO!!!
Desde hace un mes y algo, no sólo consigo ponerme en pie y mantener precariamente el equilibrio, sino que recorro cada día distancias más largas, y protagonizo caídas cada día más espectaculares, con divertidos resultados físicodecorativos en mi cuerpo (uséase, chichones, raspones, morados de diversos colores y costras varias). La monda. Y lo mejor es el vasto mundo (de peligros, dice papá) que este avance pone al alcance de mis dedos y de mi boca; por poner sólo algunos ejemplos: enchufes (las ridículas tapitas que se entretuvo papá en poner no representan ningún obstáculo), cactus, escaleras, los mondongos de la kelly (ya he conseguido apretar en mi puño uno de ellos, ahora sólo me falta catarlo), ... El tacataca descapotable ha quedado obsoleto, la motoreta con barandilla, arrinconada: ¡¡¡EL MUNDO ES MÍO!!!

viernes, 24 de agosto de 2007

Las vacaciones

Ha pasado mucho tiempo desde mi último post (dice papá que las chorradas que cuento se les llama post. Bueno, como si se dice cuac). Es culpa de papá, que ha estado bastante vago, y de mamá, que aunque dice que yo no le dejo tiempo, también es por gandularía, porque duermo como 15 horas al día, y digo yo que en algún momento de mis horas de sueño podría ponerse. Si yo supiese escribir y no me obligasen a dormir tanto, lo haría yo mismo, pero las circunstancias mandan.

Enfín el post, o el cuac, o lo que sea, de hoy va de una cosa muy rara, y que viene intrigándome desde tiempo: las vacaciones. Llevo oyendo esa palabra casi desde que nací. Primero llegaron las vacaciones de navidad, luego las de semana santa, luego las de la boda del tío Andrés, y cuando empezó el calor, las de verano.

Cada vez pasa lo mismo. Me duermo en el coche (el vaivén del coche es un gusto para dormirse) y me despierto en otro lugar, con otra gente. Luego papá desaparece una temporada, y cuando al final reaparece, a los pocos días me vuelvo a encontrar con papá y mamá en la casa de Rabat. Es un poco como los viajes en el tiempo y el espacio de Hiro Nakamura, sólo que él utiliza una espada samurai, y yo el vaivén del coche, que me parece que es más cómodo. Lo que no sé es lo qué utiliza papá para desaparecer y reaparecer. Pero estoy en ello.

A mí todo esto, ni me va ni me viene. Duermo lo mismo en un sitio u otro, me zampo mis papillas y mis musclis, todos los días cuando anochece me llega el baño, y siempre tengo a la kelly cerca para pisarle el rabo. Por eso no entiendo muy bien la excitación que se apodera de mamá y papá cada vez que empiezan a pronunciar la palabra “vacaciones”. Ni todos esos bultos que los acompañan (igual es lo que usa papá para teletransportarse, no sé).

Curiosamente, en el último teletransporte, en lugar del arrullo del coche, usamos una cosa que se llama “avión” y que no me gustó nada, porque en lugar de ir tan cómodamente sentado en mi sillita del coche, me ataron a la tripa de papá, que bueno, está blandita, pero para teletransportarse mucho rato no mola. Esa vez además, en lugar de aparecer en la casa de los abuelos de Granada, o en la casa de los abuelos de Barcelona, aparecimos en un sitio llamado Suiza, donde conocí a una señora que se llama Silvia, que tiene un peluche como el que tiene la tia meli. No me puedo quejar, porque anduvimos todos los días de paseo, que es algo que me chifla, y porque vi muchos peluches que según me iban contando mamá y papá se llamaban ardilla, pato, cisne, ciervo, cabra, y alguno más que no recuerdo. Eso, y comerme mis papillas a mediodía sentado en la hierba en lugar de en mi trona, fue lo que más me gustó.


Lo que menos, la cuna de por la noche, que según papá era como un zulo (no sé que será eso, pero suena fatal, y debe ser un sitio muy feo para parecerse a la cuna donde me metieron todas esas noches. Luego vuelta a teletransportarnos en avión a casa de los abuelos en barcelona, y luego a la de los abuelos de granada con el vaivén del coche, y luego desapareció papá un porrón de tiempo y cuando reapareció, nos teletransportamos todos a la casa de rabat y parece que se acabaron las vacaciones. Enfín, que las “vacaciones” siguen siendo un misterio para mí.

viernes, 18 de mayo de 2007

Ya soy mayor!!!



Ya tengo 8 meses y medio, y aunque sigo llevando pañal, ya soy mayor. Tengo dos dientes, consigo mantenerme sentado, y chillo más fuerte que el muecin de la mezquita del barrio. Lo de hacerse mayor tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Ventajas: como de todo, papillas de verduras, papillas de frutas, papillas de leche con cereales, pollo, jamón york, galletas, pan..., hasta nanoninos!!! Qué ricos los nanoninos.


Además de que la carta del restaurante se enriquece cualitativa y cuantitativamente, también mis actividades son más y más divertidas. Ya sé hacer el gorila, lanzo los objetos a distancias nada despreciables (sobre todo el chupete), las pedorretas me salen de categoría (lo más divertido es hacerlas con la boca llena de papilla, lo dejo todo perdido), y corro por el pasillo en tacataca que me las pelo. La kelly tiene que salir por patas si no quiere que la atropelle. No es el VW Touareg, pero es un descapotable, y eso siempre impresiona.


Inconvenientes: de momento sólo uno, pero ¡¡¡qué UNO!!! Se acabó la teta. Dice papá que ya era hora. Curiosamente mamá está de acuerdo. Yo no lo entiendo. La teta era perfectamente compatible con las papillas, la carne, las galletas y el nanonino. Y encima me quedaba la mar de relajado. De hecho, la comida ideal era, fruta de verduras y pollo, bibi de leche con cereales, un par de galletas, un nanonino y de postre, la teta. Pero según parece no se puede tener todo (dice mamá que en eso consiste ser mayor, en darse cuenta de que no se puede tener todo. Papá tiene una versión algo distinta que me asusta más: no se puede tener casi de nada). Como sigo descubriendo papeos nuevos, acepto a regañadientes, pero no renuncio del todo, y me reservo el volver a tener teta en el futuro.


Luego hay cosas que no sé si son buenas o malas. Por ejemplo, lo que papá llama las "novias". Cada vez que me ven sonreir a una chica, papá dice que soy un ligón, y que no tenga prisa en tener tantas novias, que antes tengo que descubrir el futbol, la playstation y salir de copas con los amigos, y que ya habrá tiempo para sufrir de verdad (dice que al lado de lo de tener novia, quedarse sin teta no es nada, miedo me da). Pero como a mí eso de que me hayan quitado la teta no lo veo bien, voy dedicando sonrisas a todas, por si alguna se anima. Tengo un repertorio bastante amplio, que parece que funciona bastante bien.



De momento me entreno en casa, y con las dependientas de las tiendas, pero como veo que en general va dando resultados (ninguna me ha ofrecido su teta de momento, pero me llevo un buen montón de besuqueos, y todas quieren abrazar- me), empezaré en breve a probar con otras mozas. Las que más me gustan, sin ninguna duda, son las maduras (tienen más teta). Veremos que pasa. Si no tengo éxito, probaré lo de la playstation, que no sé que será que tiene a papá tan enviciado.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Mi primera Papilla

¡¡¡POR FÍN!!! Me comí mi primera papilla hace ya cinco días. ¡¡¡ 5 días!!! comiendo papilla y teta de mamá. La vida es hermosa.

Lo de comer papilla tiene una explicación: me están saliendo dos dientes, lo que significa dos cosas.
Primero, que ya puedo pegar mordiscos como la kelly; y segundo, que ya puedo empezar a comer otras cosas además de la leche de mamá. Lo primero ya lo ha comprobado mamá, le pegué un bocao a la teta. Papá dice que es normal, que con esas tetas tan ricas cualquiera se resiste, pero a mamá no le hizo ninguna gracia, y eso que yo la mordí con la mejor de las intenciones. De todos modos, la cosa no pasó a mayores, y ahora ya sé que sólo puedo usar los dientes para comer, y para jugar con la kelly, aunque parece que eso tendrá que esperar a que me salgan tantos dientes como a ella, porque sino dice papá que la kelly lleva las de ganar.

El caso es que la experiencia de comer algo nuevo me ha encantado. La papilla que me estoy comiendo ahora es de color verde, y según mamá está hecha de unas cosas que se llaman patata,
zanahoria y lechuga, que además de estar muy ricas, tienen unos nombres muy divertidos. La patata debe ser algo parecido a mi, una bola con brazitos y piernas y el cabolo calvo, porque mamá me llama muchas veces patato. Y mañana voy a probar una papilla diferente. Mamá dice que me la va a hacer de patata, lechuga y calabaza (otro nombre superchulo). Ya me relamo los bigotes.

Lo de la papilla ya se está empezando a notar: ya estoy alcanzando en tamaño a la kelly, así que voy a comerme todas las papillas que me den, así pronto seré más grande que ella. Con eso, y los dientes que me salgan, ya estaré preparado para pelearme con ella en la alfombra como hace con papá. ¡¡¡Y seguro que seré yo quien gane!!!

Además de crecer más y más rápido, y ponerme fuerte como la lola, comer papilla tiene otra consecuencia que no me hace tanta gracia: cago menos líquido, y ya no consigo desbordar el pañal y poner la ropa perdida. Lo siento sobre todo por mamá, que va a tener que esperar más tiempo para poner lavadoras. ¡¡¡Con lo que le gusta a ella poner lavadoras!!! Enfín, espero descubrir alguna papilla para poder volver a mis niveles anteriores. Alguna que esté hecha con lo que come la kelly estaría bien, porque hay que ver como tiene el jardín. Dice papá que parece un campo de minas, que debe ser un sitio donde es mejor no meterse. A mi de momento no me afecta mucho, porque siempre ando en brazos de alguien, y no corro el riesgo de pisar ningún zurullo, y además desde la altura puedo admirar la capacidad de cagar de la kelly.

Lo bueno además es que pronto podré empezar a probar todas esas cosas que menciona papá relamiéndose y acariciándose la panza, como croquetas, canelones, chocolate con churros y otras cosas que suenan muy raro pero muy cachondo.

La otra novedad es que a papá le ha vuelto a salir pelo en la cara. Es algo que me tiene intrigado porque desapareció unos días y cuando volvió ya estaba peludo otra vez. Como no he visto a nadie más sufrir estos cambios tan raros (mamá nunca tiene pelo en la cara, y la kelly siempre está peluda), no consigo entender el proceso.

Enfín tal vez la papilla me ayude también con esto.

jueves, 25 de enero de 2007

La Familia Adams (2)


Además de mamá, papá y la kelly, en mi familia están la yaya griselda y el yayo josep, l'oncle sergi y la tieta natalia, que están en un sitio que se llama Barcelona y que está mogollón de lejos (tanto que para llegar hay que echar un montón de siestas y chupar teta hasta decir basta). Y en otro sitio que se llama Granada, que no está tan lejos como el primero, pero que también necesita muchas siestas y chupar mucha teta para llegar, están la yaya teresa, el yayo carlos (alias el colega) y la tati meli. Con los yayos de Barcelona viene la cuscús, que es un peluche como la kelly, pero más grande y de color blanco. Y con los yayos y la tati de Granada también vienen varios peluches: la chica (que es el peluche móvil más pequeño que he visto hasta ahora), el roquete (que es un peluche con muy mala leche, digo yo que será porque la teta que chupa es de mala calidad) y la lola, que es el peluche más grande y más fuerte de todos (creo que cayó en una marmita de leche de teta cuando era pequeña). Con los yayos de Granada también hay dos peluches distintos de los otros, que se llaman el rubio y la piti, que hacen vida independiente y sólo aparecen cuando tienen hambre o están derrengaos.
Papá dice que tengo suerte, porque tengo una familia de lo más tronada. No sé qué quiere decir tronada, pero no debe de ser nada malo porque yo me parto de risa con ellos. L'oncle sergi y la tieta natalia siempre ponen cara de haber chupado leche adulterada o alguna otra sustancia extraña cuando se hacen fotos. Además se pasan la vida viajando a sitios que según mamá están mucho más lejos que Granada o Barcelona. La yaya griselda se pasa el día pintando monigotes (tengo ganas de que papá me compre mi primera caja de lápices para ponerme a pintar como la yaya), y el yayo carlos está medio sordo y siempre me habla a gritos, y me llama colega.
El yayo carlos me tiene fascinado, porque aunque es el más chiquito de todos, se pasa el día cargando bultos más grandes que él y partiendo troncos. Dice papá que parece vasco. No sé qué es eso, pero debe ser algo muy fuerte y muy bruto, para parecerse al yayo carlos. Además de acarrear bultos de un lado a otro y partir leños, al "colega" le gusta cuidar su huerto, criar unos peluches muy bonitos, pero bastante sosos, que se llaman conejos, y romper gafas.
Al yayo josep en cambio le encanta meter y sacar cosas en el maletero del coche. Por lo que he entendido, el juego consiste en intentar meter el máximo de cosas, procurando que quede el mínimo de espacio vacío entre ellas. Cuando acaba con el maletero sigue con el resto del coche, hasta que sólo queda sitio para la yaya griselda (que por narices habrá reservado una parte del coche para sus dibujos) y para él mismo. Luego se dan cuenta de que se han olvidado de dejar sitio a la pobre cuscús, de modo que al final nunca se la llevan de viaje. Además del juego de llenar espacios, al yayo josep le encanta empaquetar cosas (cuanto más difícil sea desempaquetar lo que sea, más contento se queda él) y preparar aperitivos.
La yaya teresa es más gruñona y menos divertida que los otros yayos, y además habla a gritos (digo yo que será para que el yayo colega se entere de algo). Pero papá dice que prepara unas croquetas para chuparse los dedos. No se que serán croquetas, pero cuando lo dice a papá le hacen los ojos chiribitas y se acaricia la panza, de modo que tiene que ser algo para comer, y encima muy bueno. Yo no imagino que puede ser mejor que la teta de mamá, pero estoy deseando que me salgan los dientes para probarlo.
Por último está la tati meli, que es la que mejor vive de todos, porque sólo se dedica a cuidar a los peluches, y a mí cuando vamos a Granada. Dice que cuando sea mayor me llevará al cine, al circo y a comer chocolate con churros, que de nuevo debe ser algo muy rico, porque cuando lo oye papá dice que él, a lo de los churros, se apunta.
Enfín, que este es el resto de mi familia.

jueves, 18 de enero de 2007

La familia Adams (1)

Dice papá que lo mejor es empezar por el principio. No tengo muy claro qué es el principio, y menos aún cuál es mi principio. Supongo que se refiere a lo "primero". Para mí, lo primero que vi fueron mamá y papá (también había unos seres vestidos de verde y con mascarilla en la cara, pero como no los he vuelto a ver, supongo que no serán importantes). Dice mamá que a eso se le llama familia, así que empezaré contando como es "mi familia".

Mamá es grande (mucho más que yo), muy fuerte (aguanta conmigo en brazos un montón), tiene unas tetas muy ricas y el pelo largo. Lo del pelo largo está bien porque me puedo agarrar a él y así a mamá le cuesta más soltarme. Lo de las tetas todavía está mejor, me encanta estar chupando un buen rato, y acabar durmiéndome "amorrat al piló". Se ríe mucho y habla más. Papá dice que yo he salido a ella en lo parlanchín, y que qué cruz (no sé que querrá decir, pero me río mucho cuando lo dice, por la cara que pone)

Mamá me habla en español, con un suave acento andaluz. Me cuenta de todo y me dice unas cosas muy divertidas, como sapito, ratita, gambito (parece que eso viene de antiguo y todavía no sé muy bien porqué). Como de momento no me entero de casi nada, mamá me lee indistintamente mis cuentos y sus libros. Dice que, como no la dejo un minuto tranquila, de paso que me tiene en brazos (que es una de las cosas que más me gusta) para que no llore, aprovecha para leer un poco (que es una de las cosas que más le gustan a ella). A mí, como lo que quiero (además de que me tengan en brazos) es oír su voz, no me importa. Me lee de todo, aunque abundan las novelas policiacas. A mí me da igual, porque todo suena al mismo murmullo tranquilizador.

A mamá le gusta ponerme música clásica, el CD de pipirigaña y a Melendi cada vez que me pongo a berrear (me tranquiliza mucho, vete a saber porqué).

Además de hablar, reír, leerme novelas policiacas y cantarme a Melendi, a mamá le gusta poner lavadoras (yo hago lo que puedo para que pueda poner muchas), limpiarme el culo y luego rociarme con colonia, hacer listas y comer pan con aceite.

Papá es todavía más grande que mamá, sobre todo a lo ancho. Para dormirse en sus brazos está mejor que mamá, porque es más mullido, también es más fuerte, y me puede sujetar con un solo brazo, pero creo que no tiene tanta paciencia como mamá, porque me aguanta en brazos mucho menos rato. Las tetas de papá son casi tan grandes como las de mamá, pero no me gustan porque están peludas y no dan leche. Además de en las tetas, tiene pelo en la tripa, en las piernas y en la cara, aunque el otro día, cuando me desperté, ya no tenía pelo, y todavía no entiendo cómo se le ha caído tan rápido.

Papá me habla en catalán, y me dice cosas como baldufa, borinot y caganer, que son igual de divertidas que las que me dice mamá. También me lee historias, pero en lugar de sacarlas de mis cuentos o de los libros, como mamá, me lee el periódico. Dice que como la realidad supera a la ficción, no hay mejor novela que una crónica de sucesos o el resumen de un debate parlamentario.También me lee de todo (distintos periódicos y todas las secciones). Lo curioso es que, según la sección que lea, mi reacción es distinta: Los deportes me dejan indiferente, por mucho que papá se emocione cuando gana el Barça o pierde el Madrid. Con la sección de internacional me cago de miedo (y entonces hay que cambiarme corriendo, porque cuando cago, desbordo el pañal y me pongo perdido). Cosas como "guerra", "terrorismointernacional", "tráficodepersonas" o "desastresecológicos" suenan muy mal. En cambio con la sección de política nacional, me meo de risa (y vuelta a cambiarme), no sé si por lo que me lee papá o por los cabreos que agarra. Dice cosas como pesoe, pepé, erc o ciu, que a mi me suenan a pedos y eructos. Y me mondo. Además, por lo que cuenta, en España los políticos se pasan el día haciendo lo contrario de lo que dicen, que a su vez es lo contrario de lo que piensan, para luego hacerse reproches mutuamente. De todos modos, y visto lo que gasto en pañales, papá dice que se saltará estas secciones y se limitará a los deportes y la sección de cultura, a ver si voy aprendiendo algo interesante. Creo que voy a salir perdiendo con el cambio.

La música que me pone papá también es distinta: un tal milesdavis, que me relaja mucho, y mucho rocanrol, que es muy divertido, porque cuando lo oye, papá se pone a dar saltos y agitar los brazos, y yo me río mucho. Canta peor que mamá, pero pone caras más graciosas. Además de leerme el periódico y poner rocanrol, a papá le gusta ver partidos de fútbol (sobre todo los del Barça), jugar con el ordenador, enyesar y pintar paredes y cortar leños. También le gusta mucho cocinar, y estoy deseando que me salgan los dientes para probar todo eso que huele tan bien, y ponerme tan mullido como él.

Luego está la kelly. La kelly es un peluche que se mueve sólo y hace ruido. Es mucho mejor que los peluches que adornan mi cuna porque además muerde, araña, caga más que yo y se mea en la alfombra de mi cuarto, y luego papá y mamá se ponen a gritar, y el peluche sale corriendo al jardín que se las pela. Yo me parto, aunque no entiendo porque yo tengo que llevar pañal y ella no, y no me parece justo. Es de color negro, con algunas manchitas blancas, y crece mucho más rápido que yo. Cuando llegó a casa yo era más grande, y ahora ya mide el doble. Yo no sé de que teta come la kelly, pero tiene que ser la bomba porque se está poniendo como un toro de peluche. Yo cada vez como más para alcanzarla, pero no hay manera. A la kelly también le gusta hacer hoyos en el jardín, correr detrás de la pelota (dice que así se entrena para cuando tiene que salir por patas de mi cuarto), destrozar plantas y roer huesos (a mí también me gustaría, pero como no tengo dientes, no puedo).

Enfín, que papá dice que ya está harto de escribir, así que seguimos otro día con el resto de la familia.

martes, 16 de enero de 2007

Mi primer blog

Hola, soy Daniel, tengo poco más de 4 meses, y he decidido escribir un blog. De hecho, como no sé escribir (ni siquiera hablar) le transmito mi pensamiento a papá y a mamá y ellos se encargan del resto.

La idea es describir mis descubrimientos diarios (tengo un montón cada día), y transmitir ciertas dudas sobre cosas que veo y oigo, a ver si con los comentarios de los que lean esto me voy aclarando.

Saludos a todos y hasta pronto.